MUSIQUITA

martes, 4 de enero de 2011

Invierno sobreviviente


Y nuevamente el invierno ha demostrado que puede sobrevivir así lo hayan olvidado y como si la historia estuviera escrita, el agua nos llegó una vez mas al cuello. Esa agua bendita, turbia y furiosa nos buscó en son de venganza, tornando la vida plácida que nos ha permitido tener las ruines clases en un génesis de tristeza. Otra vez. Y a quién le importó realmente? Acaso es este un asunto que nos ha trastocado hasta el día de hoy, la sequía no la hemos sentido? No hemos sentido acaso la humedad extrema del medio que nos alimenta durante cada año? La naturaleza afortunadamente se ha mantenido natural a pesar de tener encima la mano de una especie destructora, las transformaciones de esta son solo las reacciones de un ser vivo. Colombia es un país sufrido y aguantador, lo demuestra la incapacidad de sus gobernantes para ser consecuentes con su pueblo y el silencio enceguecedor de sus habitantes. Las inundaciones, el desastre, son uno de los tantos excrementos que ha dejado la falta de idoneidad que hemos heredado de esa nebulosa que son los políticos corruptos, de ellos que hemos esperado –ignorantemente- todo, nos ha quedado la nada, nos ha quedado el rostro arrogante de lo que hemos dejado de hacer. Despertar!, cuál fé?, cuál esperanza?, vivir es un acto de fé?, los medios han dejado que una sensación de pesadumbre y obligación se acomoden en las casas de quienes no están hasta la coronilla de ese líquido ahora despreciado, una pesadumbre que se puede quitar, como si fuera una meta a corto plazo que deja satisfacción. Sucios hedonistas, no se han dado cuenta que el problema sigue ahí, uno que no ven, uno que desprecian. Es hora de buscar culpables y resolver problemas, la ira y la tristeza deben mantenerse, no pueden jugar al olvido paulatino para dejarlo como dato histórico en las búsquedas de Google. Los canales de solución son inmediatos y precarios. Ni Colombia humanitaria, ni esa disfrazada Teletón, ni los códigos de celular y mucho, mucho menos Paracol y RCN, van a resolver asuntos que convienen a la comunidad, el sentir de sociedad se limita al de su junta directiva, a sus holgadísimas cuentas y esa sopa que nunca se enfriará ni les hará falta. Aquí el verdadero sentir corresponde a ese que da poder popular, que genera cambios profundos, conocimientos útiles y actos verdaderos. No esperemos a que las miles de pobres vacas de un terrateniente se ahoguen para que empiecen a sentirse las “políticas públicas” de este país, que de públicas sólo han conservado el nombre. Los desastres naturales no deben ser el sacudón de conciencia de los corazones, los fenómenos seguirán sobreviviendo.



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